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Álbum de la semana: Deep Purple – “=1”

Para su 23º álbum en casi 60 años de carrera -el primero con el nuevo guitarrista Simon McBride- la banda británica ofrece un servicio a los fans y demuestra que no han perdido su toque.

Haría falta una guía para recorrer todos los cambios de formación que han marcado la historia de Deep Purple desde su fundación en 1968. Gracias a un puñado de álbumes de culto publicados a principios de la década de 1970 (In Rock, Machine Head y Made in Japan), la banda de Hertford, una pequeña ciudad en las afueras del norte de Londres, se estableció en el panteón del hard rock británico junto a Led Zeppelin y Black Sabbath.

Por supuesto, no siempre fue fácil, y los últimos 56 años han estado tan llenos de separaciones/reuniones/sustituciones/retornos que las distintas formaciones de la banda han sido numeradas, desde la Mark I (1968-69) hasta la Mark IX de 2022. Este año se ha producido el último cambio de formación de Deep Purple, entre otras cosas porque había que encontrar un nuevo guitarrista.

Un puesto ocupado originalmente por Ritchie Blackmore, tan talentoso como egocéntrico, que fundó la banda hasta la primera separación en 1976. Tras marcharse para fundar Rainbow, volvió al timón en 1984 hasta 1993, desbancando al cantante Ian Gillan, al que no soportaba. Le sucedió el guitarrista Steve Morse, que fue la cara de los Deep Purple modernos hasta 2022, cuando dejó la banda para cuidar de su esposa enferma.

Morse fue sustituido poco después por Simon McBride, miembro del combo irlandés de metal Sweet Savage, y fue como si los británicos hubieran vuelto a poner una pieza en la máquina. Tras la gira, la banda -formada por Ian Gillan, el bajista Roger Glover, el batería Ian Paice y el teclista Don Airey- volvió directamente al estudio con el nuevo miembro, bajo la supervisión de Bob Ezrin, productor de The Wall, de Pink Floyd, y Berlin, de Lou Reed, y que produjo los cuatro últimos discos de Deep Purple, Now What?! (2013), Infinite (2017), Whoosh! (2020) y el álbum de versiones Turning to Crime (2022).

Y este nuevo disco suena como un producto puro de los años 70, con un gran sonido que tiende un puente perfecto entre la arenilla de los primeros discos y la tecnología del siglo XXI. Deep Purple 2024 es hard rock en estado puro, como en la imparable Lazy Sod, con su doble solo de guitarra y teclado que promete incendiar el escenario.

Y si los británicos nunca olvidan que su música viene de ahí, viene del blues, como en Sharp Shooter o A Bit on the Side, que rememora el clásico Parchman Farm del pianista del Mississippi Mose Allison, no podemos dejar de disfrutar de temas que suenan a clásicos como Now You’re Talkin’, el single Portable Door o Old-Fangled Thing y ese riff de guitarra supersónico que demuestra que McBride era el casting ideal.